MANI: POR UNA SOCIEDAD SIN RACISMO, 12 Noviembre, 17H
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El próximo 12 de Noviembre de 2017 se celebrará en Madrid lo que se espera que sea una gran marcha contra el racismo institucional en el Estado español. Independientemente del número de asistentes finales, esta manifestación pretende pasar a la historia por ser la primera de estas características liderada por personas y organizaciones surgidas de las comunidades racializadas y migrantes de abajo en nuestro territorio. Las comunidades africanas y afrodescendientes, moras-musulmanas, gitanas-roms, latinoamericanas migrantes de Abya Yala estarán al frente del evento. Es pronto para hacer valoraciones, pero este nuevo impulso –junto a otros acontecimientos de importancia− puede simbolizar, a partir de ahora, un paso más que se rebela imprescindible en un contexto como el actual.
Nos encontramos en un momento en el que se impone un giro en el origen, presente y futuro de la lucha antirracista que hará de la misma, en un futuro no muy lejano, y si las condiciones están maduras, una cuestión de carácter político. El denominado antiracismo político representa una propuesta revolucionaria surgida al calor de la lucha de los indígenas (racializadxs de Francia) contra el racismo de Estado durante la última década. Frente a la comprensión tradicional del racismo como problema interpersonal que afecta meramente a individuos y que puede solucionarse a través de un trabajo pedagógico social; frente a la óptica convencional que hace del racismo una cuestión de bondad o maldad, de buena o mala intención a solucionar por asociaciones culturales, ONG´s e instituciones, se encuentra la propuesta del antiracismo político. Nos encontramos, sin embargo, ante un problema estructural que se explica a través del legado colonial del Estado moderno presente en sus instituciones y que debe ser enfrentado en la arena política.
Nos encontramos en un momento en el que se impone un giro en el origen, presente y futuro de la lucha antirracista que hará de la misma, en un futuro no muy lejano, y si las condiciones están maduras, una cuestión de carácter político. El denominado antiracismo político representa una propuesta revolucionaria surgida al calor de la lucha de los indígenas (racializadxs de Francia) contra el racismo de Estado durante la última década. Frente a la comprensión tradicional del racismo como problema interpersonal que afecta meramente a individuos y que puede solucionarse a través de un trabajo pedagógico social; frente a la óptica convencional que hace del racismo una cuestión de bondad o maldad, de buena o mala intención a solucionar por asociaciones culturales, ONG´s e instituciones, se encuentra la propuesta del antiracismo político. Nos encontramos, sin embargo, ante un problema estructural que se explica a través del legado colonial del Estado moderno presente en sus instituciones y que debe ser enfrentado en la arena política.
Se hacen necesarias, entonces, organizaciones fuertes lideradas por racializadxs de abajo con objetivos claros y estrategias concisas que entendiendo el poder como campo en disputa y a través de alianzas entre las mismas, así como con los sectores de la izquierda susceptibles de descolonizar sus programas políticos, pongan en marcha un proyecto revolucionario de descolonización del Estado y la creación de una sociedad realmente justa. El PIR (Partido de los Indígenas de la República) representa un impulso imprescindible de esta corriente encarnada en sus militantes y en los de otras organizaciones autónomas. Este escenario está lejos de ser el existente en el estado español, veremos si lo que resulte de esta manifestación contribuye a transformar parte de la realidad que impide su irrupción.
Para conocer con un poco más de detalle el contexto y sentido del “12N: Por una Sociedad sin Racismo”, hemos querido hablar con cuatro de las personas involucradas en su promoción y/o organización, personas que forman parte de las diferentes identidades políticas en juego y que responderán a cinco simples preguntas en orden de llegada a esta cita concreta: Yeison F. García López, afro colombiano y afro español residente en Madrid, politólogo, miembro del Espacio Afroconciencia y parte de las personas promotoras iniciales de la marcha, Fátima Aatar, miembro de uMMA (Movimiento Moro Antirracista) graduada en Antropología Social y Cultural y activista antirracista, José Heredia, miembro de Kale Amenge (Gitanxs por lxs nuestrxs), sociólogo y politólogo de formación y periodista de oficio y Paula Guerra, licenciada en Comunicación Social, chilena de origen, viviendo en Madrid desde hace 12 años y activista contra el racismo desde 2013.
Para conocer con un poco más de detalle el contexto y sentido del “12N: Por una Sociedad sin Racismo”, hemos querido hablar con cuatro de las personas involucradas en su promoción y/o organización, personas que forman parte de las diferentes identidades políticas en juego y que responderán a cinco simples preguntas en orden de llegada a esta cita concreta: Yeison F. García López, afro colombiano y afro español residente en Madrid, politólogo, miembro del Espacio Afroconciencia y parte de las personas promotoras iniciales de la marcha, Fátima Aatar, miembro de uMMA (Movimiento Moro Antirracista) graduada en Antropología Social y Cultural y activista antirracista, José Heredia, miembro de Kale Amenge (Gitanxs por lxs nuestrxs), sociólogo y politólogo de formación y periodista de oficio y Paula Guerra, licenciada en Comunicación Social, chilena de origen, viviendo en Madrid desde hace 12 años y activista contra el racismo desde 2013.
Teniendo en cuenta que nos encontramos en un territorio en el que el racismo representa un tema sub−marginal, de tercera o cuarta importancia; reconociendo que, en el mejor de los casos, el racismo ocupa, en sus dimensiones más superficiales, la agenda asistencialista de las ONG´s o de las organizaciones paternalistas lideradas férreamente por sujetos blancos, ¿cómo surge la idea de esta marcha y qué causas políticas impulsan su organización?
Yeison F. García: La idea principal de esta marcha nace desde la exigencia de romper las prácticas que venimos asumiendo como normales desde nuestras diferentes subjetividades. Esta práctica no es otra que la tutela constante a la que somos sometidas por diferentes organizaciones, compuestas mayoritariamente por personas “blancas”, que, desde lógicas paternalistas, se acercan a nuestras comunidades, y se convierten en los principales representantes de nuestras voces. Muchas de estas organizaciones y personas “blancas” no quieren asumir que ha llegado el momento de re-configurar sus formas de funcionamiento y acercamiento a nuestras comunidades, muchas de ellas nunca lo harán. Sin embargo, desde mi punto de vista, la parte más importante de esta marcha reside en la urgencia de unir en un proyecto político a las diferentes comunidades que sufrimos en nuestros cuerpos y cotidianidad la violencia histórica del racismo estructural y social existente en España.
Esta emergencia está marcada por la situación política en la que estamos inmersos. Vemos como el debate entre el nacionalismo catalán y el español está poniendo en cuestionamiento la identidad nacional de España, todo esto ha supuesto un caldo cultivo para que la extrema derecha, salga a la calle totalmente legitimada, sin ningún tipo de cuestionamiento de la simbología, y por supuesto, de la ideología que hay detrás. Esta situación hace que necesariamente nos veamos en la obligación de plantearnos una unión entre las comunidades racializadas para construir una posición autónoma frente a ambos nacionalismos, que, de alguna u otra forma, nos niegan como sujetos políticos con capacidad de construir un proyecto político autónomo.
Fàtima Aatar: Desconozco cómo surgió esta idea ya que me uní más tarde a la convocatoria, pero por lo que he podido ver, la fecha elegida para la manifestación es muy significativa ya que se asesinó a Lucrecia Pérez, considerado como el primer crimen racista reconocido como tal en el estado español. En cuanto a mi implicación, un poco tardía, se basa principalmente porque es una gran oportunidad para construir alianzas con otros grupos racializados y, sobre todo, porque podemos demostrar una fuerza inesperada incluso para nosotrxs. Nos han intentado dividir, de hecho lo han conseguido en muchos casos, desconfiar entre racializados, es una oportunidad que nos puede unir y hacer ver que estamos bajo el mismo yugo y que para liberarnos de él debemos unirnos y construir conjuntamente. Ha llegado la hora de poner el antirracismo en el centro de nuestras vidas y, por lo tanto, de hacerlo llegar al resto del estado (...)
https://www.elsaltodiario.com/1492/comunidades-racializadas-marcha-contra-el-racismo
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